A un gran número de personas de este planeta, alguna vez en la vida se les ha cruzado por la mente una mujer de insinuadas curvas o un hombre de musculosos pectorales y, sin saber cómo, han sentido unos deseos irrefrenables de poseer entre sus brazos a esa belleza idílica de su pensamiento. El problema surge cuando estas personas tienen pareja. Para muchos comienza una encrucijada psicológica que los hace sentir mal. En cambio para otros supone una de elevación de su ego, en ocasiones, hasta límites insospechados. ¿Por qué sucede esto?